jueves, 2 de octubre de 2014

Mitos y Leyendas Griegos

 El Mito de Perséfone

Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.
La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva. De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril. Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre. Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo. Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos. La leyenda cuenta que el origen de la primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace. Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada al Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del invierno.
ELEMENTOS CULTURALES:
Creencias: vida después de la muerte, inframundo/infierno, seres mitológicos/ no reales, la creación de la primavera e invierno.
Religión: politeístas, creen en muchos dioses.
DONDE SE ENCUENTRAN DENTRO DEL TEXTO?
Cuando mencionan que se llevan a Perséfone al inframundo, que es el lugar a donde se van los muertos, cuando mencionan a las ninfas, cuando mencionan que cuando ella no esta las flores se entristecen y cuando vuelve, las flores renacen.

Cuando mencionan a los dioses/semidioses




El mito de Medusa 

Cuenta la leyenda que Medusa era una mujer mortal, hermosa y tentadora como el más dulce de los pecados. Tanta era su belleza que Poseidón, dios del mar, queda prendado de ella y no descansa hasta conseguir satisfacer su deseo, contra voluntad de la muchacha, en el templo de Atenea.  Atenea, diosa de la pureza y castidad entre otras cosas, se ve terriblemente ofendida y castiga a Medusa pues simbolizaba todo lo contrario a ella ...deseo...carnalidad...voluptuosidad.  Los cabellos de la joven se vuelven seseantes serpientes, sus ojos de una intensidad tal que si los miras fijamente, te vuelves de piedra. Medusa se había transformado en un monstruo pero aún se hacía valer por su andar provocador y sensual que hipnotizaba casi tanto como su mirada.  Atenea, viendo que su castigo no había tomado los tintes que ella esperaba, envió al valeroso Perseo a que cortara esa inmunda cabeza. Éste, muy inteligentemente, usó su escudo a modo de espejo para que Medusa se reflejara en él y de este modo pudiera vencerla y entregarla a la diosa.  Desde entonces la cabeza de Medusa fue imagen del escudo de la casta Atenea como instrumento para atemorizar al enemigo. En ello se unía la perversión y la virtud...porque nunca nada es tan bueno, ni a la vez tan malo. 
ELEMENTOS CULTURALES:
Creencias: actividades no reales, seres mitológicos/no reales, antivalores
Religión: politeístas, creen en muchos dioses.
DONDE SE ENCUENTRAN DENTRO DEL TEXTO?
Cuando mencionan que Atenea la “castiga” haciendo que su cabello se convierta en serpientes, también cuando mencionan que medusa puede convertir a cualquier cosa que la vea en piedra, cuando mencionan a medusa, que es un ser mitológico, cuando mencionan que a Atenea le dan celos y tiene su “ venganza” pero no le resulta como planeo




El mito de Andrómeda
Andrómeda fue hija de Cefeo y de Casiopea, quien era la más bella de las demás Nereidas, estas ofendidas por ello le pidieron a Poseidón que la castigara por ser tan atrevida, entonces Poseidón manda a las tierras de Cefeo un monstruo para que destruyera las tierras, cuando Cefeo consulta el oráculo de Amón este le predice que la única forma de salvar las tierras es que sacrificar a su hija, Cefeo acepto.La doncella fue atada a una gran roca para que el monstruo lo devorara y dejara al pueblo libre, Perseo al mirar a esta hermosa doncella se enamoro al instante , le pidió a Cefeo que se la cediera como esposa si este lograba matar a la bestia y así fue, tiempo después se caso con Andrómeda.Fineo, hermano de Cifeo, muerto de celos pues Andrómeda se había comprometido con él, comenzó una batalla y Perseo se defendió con la cabeza de Gorgona la cual convertía en piedra a todo aquel que la mirara. Andrómeda le dio varios hijos y una hija estos se fue a vivir a Argos.
 ELEMENTOS CULTURALES:
Creencias: criaturas mitológica/no reales, objetos no reales, actividades no reales.
Religión: politeísta, creen en muchos dioses, boda
Costumbres: boda
DONDE SE ENCUENTRAN DENTRO DEL TEXTO?
Cuando mencionan al monstruo, cuando mencionan el oráculo, cuando mencionan que la cabeza de Gorgona podía convertir todo aquel que la mirara en piedra,
Cuando mencionan a todos los dioses y/o semidioses, cuando mencionan que Perseo se caso con Andrómeda. 

Alessia Goldschmied Davila 


Píramo y Tisbe
Píramo y Tisbe eran dos jóvenes, cuyos padres habitaban casas vecinas en Babilonia; desde niños se enamoraron, pero sus padres les prohibieron casarse. Sin embargo, los amantes mantenían susurrantes conversaciones a través de una grieta del muro que separa sus casas; finalmente decidieron encontrarse en las afueras de la ciudad, en la tumba de Nino, bajo una morera blanca. Fueron allá durante la noche. Tisbe, que llegó primero, huyó espantada porque vio venir una leona que merodeaba por los alrededores, y llevaba las fauces ensangrentadas de su última caza. Al escapar, la doncella perdió el velo, que la leona desgarró con su boca manchada de sangre. Cuando llegó Píramo más tarde, y encontró el velo, lo reconoció y al punto temió lo peor. No pudiendo soportar la idea de creer muerta a Tisbe, se clavó su espada por el costado. Luego volvió Tisbe, lo encontró muerto y ella también se suicidó con la misma espada. La sangre de ambos regó las raíces del moral, y por ello su fruto blanco, fue rojo en lo sucesivo.
título: pírammo y tistibe
cultura: grecia
elementos culturales: costubres, creencias, valores
donde se encuentran en el texto: los padres elijen si se le concede el martimonio a alguien o no. que la sangre pueda transformar el color de algo. amor.




                                                                                Edipo
En la leyenda Edipo es el hijo de los reyes de Tebas quienes ordenan su muerte nada más nacer para evitar el maleficio de un viejo oráculo que aseguraba que el hijo nacido de estos reyes mataría a su propio padre y se casaría con su madre. Sin embargo, el criado encargado de ejecutarlo se apena de la criatura y se lo entrega a un pastor que casualmente andaba por la región. Éste de regreso a su patria en Corinto entrega el hermoso niño a los reyes del país para que lo adopten.Cuando Edipo crece, un día se entera del extraño oráculo y aterrorizado decide escapar lejos de los que cree sus padres. En su huida, se topa en una encrucijada con un coche de caballos que está a punto de atropellarle. Estalla una disputa y Edipo mata al señor de carro, un noble cuyo nombre ignoraba. Era Layo, rey de Tebas.
Edipo prosigue entonces su camino, dirigiéndose precisamente a esta ciudad, pero le sale al encuentro un terrible monstruo, mitad mujer, mitad león alado, conocido con el nombre de Esfinge, que asolaba la región, destruyendo a todos aquellos que no sabían contestar certeramente a una pregunta que les hacía.
Las adivinanzas de la Esfinge eran dos ¿Quién es el ser que al amanecer camina a cuatro patas, a mediodía sobre dos y al anochecer sobre tres?
Edipo da la respuesta correcta: El hombre, que en su infancia gatea, en su juventud camina erguido y en su senectud se apoya en un bastón.
La Esfinge plantea la segunda ¿Cuáles son las hermanas que se engendran mutuamente?
Edipo vuelve a acertar: El día y la noche (estas dos palabras son femeninas en griego).
Una vez resuelto el enigma, el monstruo se suicida, y Edipo entra en la ciudad liberada de su maldición. Allí la reina Yocasta, viuda del rey Layo, recientemente desaparecido, decide casarse con el salvador de la ciudad. De él tendrá una prole nefanda: dos hijas, Antígona e Ismene, y dos hijos, Eteocles y Polinices.
Así se había cumplido la profecía. Y Edipo acaba matando a su propio padre, se casa con su madre y tiene de ella cuatro hijos que a la vez son sus hermanos.
La maldición de esta familia continuó con el fin aciago de los hijos de Edipo.

título: edipo
cultura: grecia
elementos culturales: creencias.
donde se encuentran en el texto: creen en el destino el cual lo predice el oraculo, y creen en un ser mitológico que tiene características humanas y a la ves animales.

 La leyenda de Orfeo y Eurídice
Cuentan que cuando Orfeo tocaba no sólo los hombres, animales y dioses se quedaban embelesados escuchándole, sino que incluso la Madre Naturaleza  detenía su fluir para disfrutar de sus notas, y que así, los ríos, plantas y hasta las rocas escuchaban a Orfeo y sentían la música en su interior, animando su esencia.
Fue un sabio de su tiempo. Con tantas cualidades, no era de extrañar que las mujeres le admiraran y que tuviera no pocas pretendientes. Eran muchas las que soñaban con yacer junto a él y ser despertadas con una dulce melodía de su lira al amanecer. Muchas que querían compartir su sabiduría, su curiosidad, su vitalidad. Pero sólo una de ellas llamó la atención de nuestro héroe, y no fue otra que Eurídice, quien seguramente no era tan atrevida como otras y puede que tampoco tan hermosa... pero el amor es así, caprichoso e inesperado, y desde que la vio, la imagen de su tierna sonrisa, de su mirada brillante y transparente, se repetían en la mente de Orfeo, que no dudó en casarse con ella. Zeus, reconociendo el valor que había demostrado en muchas de sus aventuras, le otorgó la mano de su ninfa, y vivieron juntos muy felices, disfrutando de un amor que se dice que fue único, tierno y apasionado como ninguno. Pero no hay felicidad eterna, pues si la hubiera, acabaríamos olvidando la tristeza, y la  felicidad perdería su sentido... y también en esta ocasión sobrevino la tragedia.
Quiso el destino que el pastor Aristeo quedara también prendado de Eurídice, y que un día en que ésta paseaba por sus campos, el pastor olvidara todo respeto atacándola para hacerla suya. Nuestra ninfa corrió para escaparse, con tan mala fortuna que en la carrera una serpiente venenosa mordió su pie, inoculándole el veneno y haciendo que cayera muerta sobre la hierba.
No hubo lágrimas suficientes para consolar el dolor de Orfeo, y una noche de las muchas que pasó en vela llorando a su amada, decidió que si hacía falta, descendería él mismo a los infiernos de Hades para reclamar a Eurídice.
Fue un viaje duro, tuvo que enfrentarse al guardián de las puertas de los Infiernos, Kancerbero, quien a punto estuvo de atacar pero que finalmente respondió a la música de Orfeo como otros tantos animales habían hecho anteriormente. Así fue como nuestro músico se internó en el submundo, sin cesar de tocar y de cantar su tristeza. 
Cuentan que el mismo Hades se detuvo a escucharle, que las torturas se interrumpieron, que todos encontraron un momento de paz en la visita de Orfeo. Sísifo, condenado a subir una piedra hasta la cumbre de la montaña una y otra vez, detuvo su marcha; los buitres que torturaban a Prometeo desgarrando sus entrañas se posaron en el suelo y Tántalo, quien jamás podría saciar su hambre o su sed, rompió a llorar olvidando sus necesidades.
Y los Señores del Infierno, Hades y Perséfone, quedaron conmovidos por la belleza del canto de Orfeo.
Así, decidieron devolver a la vida terrenal a Eurídice, con la condición de que ésta caminase detrás de Orfeo en el viaje de vuelta al mundo de los vivos, y que éste no mirase atrás ni una sola vez hasta que no estuvieran en la superficie. Y ambos emprendieron la marcha.
El viaje fue difícil, lleno de penurias. Si la bajada al Hades había costado, el ascenso fue aún peor. Eurídice seguía herida y débil, y las sombras se cernían sobre ellos amenazadoras, el frío se colaba en sus huesos, los tropiezos eran cada vez más frecuentes. A punto ya de llegar a la salida, cuando los primeros rayos de luz traspasaron las sombras, Eurídice dejó escapar un suspiro aliviada, y Orfeo olvidó la orden de Hades y miró hacia atrás  por un instante.
Entonces su amada empezó a desvanecerse, pues la condición impuesta había sido violada, y aunque Orfeo se lanzó sobre ella en un abrazo que la retuviera, no fue más que aire lo que estrechó entre sus brazos.
Orfeo intentó entonces descender de nuevo al Hades, pero Caronte, el barquero de la laguna Estigia, le negó la entrada, y ambos apenas pudieron despedirse con una mirada a través de las aguas. Y aunque esperó Orfeo siete días con sus siete noches en el margen del lago, acabó viendo que era demasiado tarde para enmendar su error, y marchó a vagabundear por los desiertos, sin apenas probar bocado, acompañado sólo por su lira y su música.
título: orfeo y eurídice 
cutura: grecia
elementos culturales: valores, creencia, religión.
donde se encuentran dentro del texto: amor, compación ,desesperación, y depresión. creen que hay un inframundo y que la gente sin estar muerta puede llegar a el. politeistas. depresión

Valeria Hernàndez Morfìn

La Leyenda de Narciso
Narciso era hijo del dios boecio del río Cefiso y de Liriope, una ninfa acuática. El famoso vidente Tiresias ya había hecho la predicción de que viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal que, tal vez a causa de ello, ignoraba los encantos de los demás. Fue entonces cuando la ninfa Eco, que imitaba lo que los demás hacían, se enamoró de él. Con su extraña característica, Eco tendía a permanecer hablando cada vez que Zeus hacía el amor con alguna ninfa. Narciso rechazó a la pobre Eco, tras lo cual la joven languideció.


Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta. Pero no fue la única a la que rechazó y una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido. El deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.
Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos.

El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término «narcisismo» para definir la excesiva consideración de uno mismo.



Elementos Culturales: Creencias, religión, antivalores, costumbres y alimantación.
Donde se ven reflejados: Seres mitológicos, hechizos, videntes, reino de los muertos, politeísta, egoísmo, arrogancia, tristeza, comer y dormir, venganza.
Creación del eco: Cuando Narciso se enamoró de el mismo, la ninfa eco, quien también estaba enamorada de el y que repetía todo lo que los demás decían, se fue a la montaña por la tristeza ante sufrimiento del amor no correspondido y desde ahí repitió lo que oía desde las montañas.





Mito de Hades
Hades era el dios de la muerte, que regía el reino de los muertos. Este dios sombrío y oscuro era hijo de los titanes Cronos y Rea, y como sus hermanos Zeus y Poseidón, que tenían el poder sobre el cielo y los mares, él lo tenía en el mundo que no se veía y que recibió el nombre de Hades.
El mundo de los muertos de los griegos se representaba como un reino bajo la tierra, aunque según algunas fuentes se encontraba en la zona más alejada de Occidente, en el confín del mundo. Tras la muerte, las almas de los muertos llevaban una existencia apesadumbrada e incómoda como espíritus o sombras no corpóreas. Primero llegaban hasta el límite de este reino con Hermes, el mensajero de los dioses, en su tarea de Hermes Psychopompos.
Tras ello, Charon se encargaba de llevarlos en su bote a través de las aguas de la laguna Estigia, que separaba el mundo de los muertos del de los vivos. El barquero sólo hacía su trabajo si recibía a cambio una moneda llamada óbolo. Cual­quier muerto que no hubiese sido enterrado con el óbolo en sus labios vagaría por la tierra sin descanso.
A su llegada, los muertos se sometían al juicio de tres personajes: Minos y Radamantis, antiguos reyes de Creta, y Eaco, antiguo rey de Egina. Después de esto la mayoría de los muertos quedaban despo­seídos de su cuerpo, su sangre y sus emociones, sin conciencia humana en este nuevo lugar para ellos. Una vez que habían bebido el agua del pozo de Letos, que significa «olvido», perdían la memoria de su existencia terrenal. Aunque la existencia en este mundo no fuese una tortura, se trataba de una estancia tediosa, como atestiguó Aquiles al asegurarle a Odiseo, tras su visita al Averno, que prefería ser sirviente en una casa pobre antes que ser rey de todas las almas del mundo de los muertos.


Había excepciones a la hora de vivir junto a Hades. Aquellos que se hubiesen distinguido por sus virtudes y su justicia podían vivir en una especie de paraíso que se llamaba Elíseo o Campos Elíseos. Se trataba de un privilegio para unos pocos. Según Homero, Menelao, esposo de Helena pudo permanecer allí tras su muerte.
El Tártaro era lo más parecido al Infierno y estaba en la zona más oscura y profunda del Hades. Allí quedaron confinados los titanes y aquellos que habían cometido crímenes horrendos, como el gigante Titio, que había matado a Leto, Tántalo, que debía sufrir la sed y el hambre eternos viendo cómo caían a su alrededor manjares exquisitos, Sísifo, que debía hacer rodar una roca hacia lo alto de una colina para empezar inmediatamente des­pués de que se cayese, Ixion, que se encontraba atado a una rueda giratoria, Las, las 50 hijas del rey Danao, condenadas a llenar cubos de agua sin fondo por haber matado a sus maridos en la noche de bodas.
No había escape posible del Averno, y cualquiera que intentase huir se convertía en presa del terrible perro de tres cabezas Cerbero. Sólo unos pocos mortales pudieron visitar el Averno, siempre para hacer algún trabajo o por motivos especiales. Heracles tuvo que cargar con Cerbero como parte de sus Doce Trabajos e incluso se dice que rescató a Alcestis. Orfeo fue a buscar a su amor, Eurídice, y Odiseo a consultar su futuro al vidente Tiresias. Eneas acudió a hablar con el alma de su padre y Psique a coger el ungüento que había preparado Perséfone, esposa de Hades. Teseo y Prithous intentaron rescatar a esta última del Averno, pero quedaron atrapados en las cadenas del olvido de Hades.
Pese a que el dios del Averno no tenía fama de ser especialmente cruel o malvado, la superstición hacía que nadie se atreviese a decir su nombre, que significaba «el invisible», pues los cíclopes le habían hecho un casco que le permitía ocultarse. Los griegos preferían llamarle Pluto, que significa «el rico», epíteto que hace referencia a los múltiples recursos minerales que esconde la tierra. Los romanos le llamaron Dis para mantener ese significado. Había muchas otras descripciones eufemísticas para el dios de la muerte como «el buen consejero» y «el hospitalario».
Hades estaba casado con la joven Perséfone, hija de su hermano Zeus y de su hermana Deméter, diosa de la agricultura. Zeus se la había prometido como esposa sin el conocimiento de la madre. Cuando la muchacha fue raptada mientras recogía flores en Sicilia, su grito se oyó en todos los lugares, pero su madre no pudo hacer nada para que no se la llevase al reino de la oscuridad.
Deméter hizo cuanto pudo para recuperar a su hija, pero Hades no estaba dispuesto a ceder, sin importarle su desconsuelo. Una antigua norma indicaba que cualquiera que comiese en el Averno nun­ca podría salir de él. Hades convenció a Perséfone para que ingiriese unas semillas de granada y así quedar atrapada. Finalmente, Zeus decidió que la joven debería pasar parte del año con su madre y parte del año con su esposo. Con este mito explicaron los griegos la sucesión de las estaciones. Mientras estaba con su madre la tierra producía cosechas dado el buen hu­mor que le producía, pero cuando estaba con Hades, el llanto de Deméter sumía a la tierra en la desolación. Hades y Perséfone nunca tuvieron descendencia

Elementos Culturales: creencias, religión, anitvalores, costumbres
Donde se ven reflejados: mundo de los muertos, seres mitológicos, como los ciclopes y el Cerbero, que es un perro de tres cabezas, sufrimiento, crueldad, maldad, agricultura.





La Leyenda De Poseidón

Poseidón era el primer hijo nacido de la unión entre Cronos y Rea. Tras él llegaron Zeus, Hades, Hestia y Deméter. Poseidón nació con un poder fabuloso, podía dominar a su voluntad las caprichosas fuerzas de la Naturaleza. Así, controlaba los terremotos y las tormentas, y, además, era el Rey absoluto del mundo marino, ya que gobernaba mares, océanos, lagos y ríos con su tridente, cetro de tres puntas que se ha convertido ya en todo un símbolo de su divina presencia.
Este dios poderoso estableció su morada en el mar, en donde levantó un fabuloso palacio dorado engalanado de corales y piedras de colores. Allí se hacía acompañar de otros dioses como Ponto, los TitanesTetis y el mismísimo Océano. Pero lo que más le gustaba a Poseidón era recorrer sus vastos territorios en un carro tirado por caballos de blanca espuma.
Pero también se enfrentó a otros dioses como, por ejemplo, a Atenea, diosa de la guerra, ya que ambos ansiaban hacerse con el control de la ciudad de Atenas. Para ganarse el favor de los habitantes de la ciudad, Poseidón hizo nacer un pozo al golpear el suelo con su tridente, pero resultó ser de agua salada. Atenea por su parte hizo crecer un olivo fuerte e indestructible que fue el regalo que, al final, prefirieron los atenienses.
De todas formas, Zeus terminó por verse obligado a terminar con el conflicto y declaró como vencedora a Atenea, lo que enfadó terriblemente al dios del mar. Entonces una terrible inundación arrasó la costa de la provincia de Ática…
También tuvo su protagonismo en el levantamiento de las gigantescas murallas que protegían la ciudad de Troya. Pero los troyanos se negaron a entregarle, tanto a él como a Apolo, la parte de la recompensa que les habían prometido, así que Poseidón les envió un devastador monstruo marino como castigo, monstruo que tan sólo cayó bajo la fuerza de Hércules.


Encontró su lugar en la mítica Atlántida, en donde se unió a Clito y tuvo diez hijos. Pero su esposa oficial fue Anfítrite, ninfa del mar con la que engendró a Tritón, y que soportó las innumerables aventuras amorosas, y el nacimiento de no menos cantidad de hijos, de Poseidón hasta que cayó enfermo de celos.
Elementos culturales: religión, creencias, antivalores
Donde se ven reflejadas: politeísta, creaturas mitológicas, como el monstruo marino que envió Poseidón a Troya, lugares mitológicos, como la Atlántida, poderes extraordinarios, como el poder de Poseidón de controlar los terremotos, tormentas y el mundo submarino, poder vivir en el mar, guerra contra Atenea, venganza, enojo.
Alejandra Del Alto Ordorica


El mito de Pandora
Según el mito hesiódico, Pandora es la primera mujer, como Eva en la religión judeocristiana. Hefesto (dios del fuego) la modeló a imagen y semejanza de las inmortales, y obtuvo la ayuda de Palas Atenea (diosa de la sabiduría). Zeus ordena su creación para castigar a la raza humana, por que Prometeo se había robado el fuego divino para darselo a los hombres.
Cada dios le otorgó a Pandora una cualidad como la belleza, la gracia, la persuación, y la habildad manual, entre otras; pero Hermes (mensajero de los dioses, e intérprete de la voluntad divina) puso en su corazón la mentira y la falacia.

Según Los Trabajos y Los Días de Hesíodo, había una jarra que contenía todos los males. Pandora apenas la vio, la abrió y dejó que los males inundaran la tierra. Para cuando logró cerrar la jarra, lo único que quedaba adentro era la esperanza, por lo que los humanos no la recibieron. De este mito proviene la expresión ‘abrir la caja de Pandora’. En esta tradición, Pandora representa la perdición de la humanidad al igual que Eva.
De acuerdo con otra tradición, la jarra contenía más bien todos los bienes y Zeus se la entrega a Pandora, para que se la regale a Epimeteo el día de su boda, pero ella la abrió imprudentemente, y todos los bienes se escaparon y volvieron al Olimpo (lugar donde viven los dioses), dejando a los hombres afligidos por todos los males, con el único consuelo de la esperanza.
Epimeteo era hermano de Prometeo, Atlante y Menecio, hijo de Japeto y Clímene. Es un titán (primera generación de dioses, descendientes de Gea y Urano). Cuando Prometeo engañó a Zeus y le robó por fin el fuego sagrado, estaba seguro que debía esperar un castigo. Por esto, le prohíbe a su hermano que reciba regalos de Zeus, pero Epimeteo al ver la belleza de Pandora no pudo contenerse. Epimeteo, entonces es el culpable de las desgracias de la raza humana

Elementos culturales: creencias, religion,
En donde se ven reflejados:porque son politeistas ,en los dioses que aparecen dando sus dones ,creeian en que podian atrapar las cualidades en una jarra.




Mito de Prometeo

Cielo y tierra habían sido creados; el mar se mecía en sus orillas y en su seno jugueteaban los peces; en el aire cantaban, aladas, las aves; pululaban en el suelo los animales. Pero faltaba aún la criatura en cuyo cuerpo pudiera dignamente morar el espíritu y dominar desde allí todo el mundo terreno. Apareció entonces en la Tierra Prometeo, vástago de la vieja estirpe de los dioses que Zeus destronara, hijo de Japeto, que lo era de Urano, nacido de la Tierra, dotado de gran ingenio. Bien sabía éste que en el suelo dormitaba la semilla del Cielo; por eso tomó arcilla, la humedeció con agua del río, la amasó y modeló con ella un ser a imagen de los dioses, señores del Mundo. Para animar este amasijo obra de sus manos, pidió a las almas de todos los animales cualidades, buenas y malas, y las encerró en el pecho del hombre. Entre los Olímpicos tenía una amiga, Atenea, diosa de la sabiduría, quien, admirada de la obra del hijo del Titán, infundió en la figura semianimada el espíritu, el hálito divino.
Así nacieron los primeros hombres, y no tardaron en multiplicarse y llenar la Tierra. Durante largo tiempo, sin embargo, no supieron cómo servirse de sus nobles miembros y de la divina chispa que recibieran. Miraban en vano, sin ver; oían sin oír. Vagaban como fantasmas, sin poder ayudarse de lo creado. Desconocían el arte de excavar las piedras y trabajarlas, de cocer ladrillos con barro, con los troncos caídos del bosque tallar maderos, y con todas estas cosas construirse viviendas. Pululaban bajo el suelo, en cavernas donde jamás penetraba el sol, como inquietas hormigas. No conocían las señales seguras anunciadoras del invierno, de la primavera con sus flores, del verano con su riqueza de frutos. Cuanto hacían era sin plan ni concierto.
Y he aquí que en Prometeo se despertó el interés por sus criaturas. Les enseñó a observar la salida y la puesta de los astros, las inició en el arte de contar, en el de la escritura; les enseñó a reducir a los animales al yugo y a utilizarlos como compañeros de trabajo; acostumbró los corceles a la brida y al carro, inventó barcas y velas para navegar. Se preocupó igualmente de los demás aspectos de la vida de los humanos. Antes no sabían éstos emplear remedios en sus enfermedades, desconocían los ungüentos que mitigan el dolor y no practicaban para cada dolencia una dieta apropiada; por falta de medicinas, los pacientes sucumbían miserablemente. Por eso, Prometeo les enseñó a mezclar medicamentos con que combatir toda suerte de enfermedades. Les enseñó luego el arte de la predicción, revelándoles los significados de señales y sueños, del vuelo de las aves y de los aruspicios. Además, les hizo dirigir la mirada al interior de la tierra y descubrir así los minerales metálicos: el hierro, la plata y el oro. En una palabra, les inició en todos los regalos y las artes de la existencia.
No hacía mucho que reinaba en el Cielo, junto con sus hijos, Zeus, que había destronado a su padre Cronos y a la antigua raza de dioses de la que también descendía Prometeo.
Y he aquí que los nuevos dioses fijaron su atención en el linaje de hombres que acababa de nacer. Le exigieron les rindiera homenaje, a cambio de la protección que pensaban dispensarle. Se celebró en Mekone (Sición), Grecia, ura asamblea de mortales e inmortales, y en ella se estipularon los derechos y deberes de los hombres. Como abogado de sus humanas criaturas se presentó en la asamblea Prometeo, con objeto de velar para que los dioses no impusiesen excesivas cargas a los mortales en pago de la protección otorgada. Pero su listeza incitó al hijo de los Titanes a engañar a los dioses. En nombre de sus criaturas sacrificó un gran toro, del cual los Olímpicos debían escoger la parte que desearan. Una vez despedazado, había hecho dos montones con el cuerpo del animal propiciatorio: de un lado puso la carne y las entrañas, con abundante grasa, atado todo ello en la piel del animal, y puso el estómago encima; del otro lado colocó los huesos mondos, envueltos hábilmente en el sebo de la víctima. Y este montón era el más voluminoso. Pero Zeus, el padre de los dioses, el omnisciente, vio el engaño y dijo: «Hijo de Japeto, rey ilustre, buen amigo, ¡qué desiguales has hecho las partes!». Creyó entonces Prometeo haberle engañado y, sonriendo para sus adentros, dijo: «Ilustre Zeus, el más grande de los dioses eternos, escoge la parte que el corazón en tu pecho te aconseje». Zeus sintió la indignación en su alma, pero cogió adrede con ambas manos el blanco sebo y, habiéndolo apretado y viendo los pelados huesos, simuló que hasta aquel momento no se daba cuenta de la superchería e, irritado, exclamó: «¡Bien veo, amigo Japetónida, que no has olvidado todavía el arte del fraude!»
Resolvió Zeus vengarse de Prometeo por su engaño, y negó a los mortales el último don que necesitaban para alcanzar la plena civilización: el fuego. Más, también aquí supo componérselas el astuto hijo de Japeto. Cogiendo el largo tallo del jugoso hinojo gigante, se acercó con él al carro del Sol que pasaba y prendió fuego a la planta. Provisto de aquella antorcha bajó a la Tierra y pronto la primera hoguera flameó hacia el Cielo. Fue el Tonante quien más se sintió dolido en el fondo del alma, cuando divisó a lo lejos el resplandor del fuego elevándose de entre los hombres. Inmediatamente, y para reemplazar el uso del fuego, que no podía ya arrebatar a los mortales, ideó para ellos un nuevo mal: Hefesto, dios del fuego, famoso por sus habilidades, formaría la estatua de una hermosa doncella. La propia Atenea que, celosa de Prometeo, se había trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una vestidura blanca y reluciente, le aplicó sobre el rostro un velo que la virgen mantenía separado con las manos, la coronó de frescas flores y la ciñó el talle con un cinturón de oro, artística obra que Hefesto ofrendara también a su padre, adornada maravillosamente con policromas figuras de animales. Hermes, el mensajero de los dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y Afrodita le daría todo su encanto amoroso. De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había conferido a la doncella algún nefasto obsequio para los hombres. Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmaron ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenio hermano de Prometeo (1), llevándole el regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olímpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres; debía rechazarlo inmediatamente. Epimeteo se olvido de aquellas palabras, acogió gozoso a la hermosa doncella y no se dio cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una gran caja provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volaron del recipiente innumerables males que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la caja hahia un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquélla pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el arca. Entretanto, la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas, pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su paso.
Después, Zeus dirigió su venganza contra Prometeo. Entregó al culpable a Hefesto y sus criados, Cratos y Bia (la coerción y la violencia), quienes hubieron de arrastrarle a las soledades de Escitia, y allí, sobre un espantoso precipicio, encadenarle con cadenas indestructibles al muro de roca del Cáucaso. Hefesto cumplió con desgano el mandato de su padre, pues amaba en el hijo de los Titanes al consanguíneo descendiente de su abuelo Urano, a un vastago de los dioses de tan alta alcurnia como Zeus. Con palabras llenas de piedad y bajo los improperios de sus brutales servidores, mandó a estos a que efectuaran el cruel trabajo.
Y así hubo de permanecer Prometeo suspendido de la desolada peña, de pie, insomne, sin nunca poder doblar la cansada rodilla. «Exhalarás muchas inútiles quejas y suspiros —le díjo Hefesto—, pues la voluntad de Zeus es inexorable, y todos aquellos que llevan poco tiempo disfrutando de un poder usurpado son duros de corazón (2)». En realidad, el tormento del cautivo debía durar eternamente, o por lo menos treinta mil años. Aunque suspirando y quejándose a voces, aunque llamando, como testigos de su dolor, a los vientos y a los ríos, a las fuentes y a las olas del mar, a la madre Tierra y a los astros del Zodíaco que todo lo ven, su. ánimo no se doblegó. «Debe soportar la decisión del Destino —dijo— todo aquel que sabe comprender la fuerza invencible ce la necesidad». Tampoco se dejó mover por las amenazas de Zeus a descifrar la oscura profecía de que un nuevo lazo matrimonial (3) depararía al soberano de los dioses la perdición y la caída. Zeus cumplió su palabra: envió al prisionero un águila que, huésped diario, se nutría de su hígado, el cual, consumido, se regeneraba constantemente. Aquel tormento no habría de cesar hasta que se presentase un redentor que, aceptando voluntariamente la muerte, se aviniese en cierto modo a reemplazarle.
Finalmente llegó para el infeliz el día de la liberación. Después de haber permanecido por espacio de siglos suspendido de la roca y sufriendo torturas espantosas, acertó a pasar Hércules camino de las Hespérides y en busca de sus manzanas. Al ver colgando en el Cáucaso al nieto de los dioses y con la esperanza de poder aprovecharse de su buen consejo, se apiadó de su destino al ver cómo el águila, posada sobre las rodillas de Prometeo, devoraba el hígado del infeliz. Dejando entonces la maza y la piel de león, tendió su arco y disparó la flecha, ahuyentando al ave cruel de la entraña del atormentado. Acto seguido desató sus ligaduras y se alejó con el redimido. No obstante, para que se cumpliese la condición del rey de los dioses, puso en su lugar al centauro Quirón, quien se declaró presto a morir en aquel sitio, pues que antes era inmortal (3). Mas para que no quedase incumplida la sentencia de Zeus, que condenaba a Prometeo a permanecer desterrado en la roca durante un tiempo mucho más prolongado, tuvo éste que llevar en adelante un anillo de hierro en pie que, se encontraba una piedrecita arrancada de las peñas del Cáucaso. De este modo, Zeus pudo jactarse de continuar teniendo a su enemigo cautivo a la montaña.
Elementos culturales:religion,creencias.
En donde se reflejan:la religión se refleja cuando nombran a los dioses los griegos eran poligenistas, creencias ellos decían que el mar,cielo,y tierra eran creados por dioses.

LITIA 

Ilitía, la diosa del nacimiento, tenía su equivalente romano en Lucina. En Olimpia, en cierta ocasión, se temía un ataque de parte de los arcadios. Al acercarse contra ellos los eleáticos en orden de batalla, de pronto surgió Ilitía con un niño en brazos, diciendo que era hijo suyo, y que en sueños se le había dicho que lo entregara a los eleáticos en calidad de aliado para la defensa de su territorio. Los jefes eleáticos pusieron al niño a la vanguardia de su ejército, y al avanzar los arcadios, el infante al instante se transformó en una serpiente. Esto hizo que los invasores, llenos de pánico, retrocedieran, y los eleáticos fueron en su persecución. La serpiente desapareció bajo tierra, y en aquel lugar erigióse un templo donde se tributaron al niño honores divinos con el nombre de Sosípolis ("Salvador del Estado") y también a Ilitía, puesto que ella le "había traído al mundo.




Elementos culturales:creencias,religión,costumbres.
En donde se ven reflejados:ella era una diosa asi que eran poelitistas creinan en muchos dioses,guerra.
Jaquelin hernandez lopez.



















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